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jueves, 19 de junio de 2014

La República Monárquica y Parlamentaria de un País triste

Todos los que nacimos en el territorio peninsular llamado España hace más de 50 años, hemos vivido diferentes épocas de nuestra recientísima historia; vivimos en el final de la dictadura del nacional catolicismo, después un período de transición donde al comienzo fue complejo ponerse de acuerdo y más tarde fuimos olvidándonos de nuestro pasado simplemente porque la mayor parte de las personas podían permitirse lujos que nunca creyeron podrían permitirse. Aquello fue gracias a nuestra integración en Europa, pero sobre todo al trabajo y saber estar de los Españoles, que fuimos adaptándonos a nuestra nueva situación de modo paulatino y sin demasiadas protestas.

Todo ello fue bien no porque hubiese una justa política de reparto de los recursos, de la riqueza, de lo bueno de esta tierra, sino porque la desigualdad disminuyó o quizá más bien porque al menos la población podía comprarse una televisión de plasma, salir de vacaciones, comprar algo de marisco o carne de primera calidad, un coche, salir a tomar cañas de vez en cuando, en fin, disfrutar de la vida, no sin el esfuerzo de tener que trabajar cada día, porque a nadie le regalaron nada que yo sepa.

Durante unos años las gentes estaban tranquilas, poco importaba que nuestro sistema político no fuese el mejor de los posibles, que quedase alejado de lo que podemos entender como igualitario, todo ello por los comentarios a los que he hecho referencia anteriormente. Tampoco importó demasiado que de la noche a la mañana se prohibiera fumar en establecimientos públicos, que los controles en carreteras fueran casi una persecución constante de quien superaba la velocidad límite o cometía cualquier infracción, aunque esta fuese simplemente olvidarse de meter en la guantera del coche el último recibo del seguro, tampoco importó que hubiera que someterse a clasificar la basura entre orgánica y no orgánica, plásticos, metales, pilas, etc., todo ello en nombre del progreso y de un mejor sistema de vida; ni siquiera nos importó que acostumbrados como estábamos a llegar a la gasolinera y que el dependiente nos echase la gasolina tuviésemos que ser nosotros los que nos pusiésemos un guante de plástico y echarnos el combustible, ni que llegasen los "restaurantes" de comida rápida tipo mcdonalds y nos obligasen a ir a por la comida, esperar a que nos la pusieran en el mostrador, después llevárnosla, si te descuidabas limpiar tu mismo la mesa en la que habían comido otros y además pagar todo por adelantado, ni siquiera encargan la comida si no la pagas primero, en fin, que permitimos que fuesen entrando nuevos planteamientos de vida sin incomodarnos, todo ello a cambio de un progreso que no era tal. Hasta tal punto llegamos que hace unos días ví en televisión como a unos jóvenes les enseñaban un botijo y no sabían qué era, hasta hubo quien pensó que para enfriar el agua del interior tenías que ponerle baterías, ¡¡¡el colmo ya de la idiotez!!! ni me imagino si les pides que beban, porque a lo mejor creen que hay que hacerlo por el pitorro gordo, pero... en fin, son cosas del progreso.
Lo que no esperábamos de este progreso es que los políticos elegidos por sufragio, por nosotros mismos, llegasen a engañarnos hasta este extremo. Lo cierto es que han estado haciéndolo como se está comprobando desde hace más de 30 años, pero estuvimos callados y no prestamos atención, ni supervisamos, no nos importó que siguieran robándonos mientras nos dejaran vivir, prueba ello del buen rollito o imbecilidad de los españoles; pero todo tiene un punto final, un colmo, una gota que rebosa el vaso, y creo que nuestro colmo ha llegado.
Ahora nos encontramos con que ni siquiera queremos admitir un nuevo Rey en nuestro sistema político, las cosas están cambiando muy deprisa o quizá la gente estaba ya en el borde del precipicio; hoy, día en que el nuevo Rey era nombrado como tal, ha resultado que de los 3 kms. aproximadamente de recorrido entre Las Cortes y el Palacio de Oriente, ni siquiera cien metros estaban colapsados de gente, es más, es que durante todo el recorrido como se ha podido comprobar en las fotos aéreas, los espacios vacíos eran numerosos.
Al parecer, sólo por no haber hecho la prueba de si era bueno hacer Reférendum para legitimar al nuevo Rey, esto ha ido a peor.
Yo vi las encuestas que decían que aproximadamente el 63% de la población era o prefería monarquía, sin embargo hoy hemos visto como muy pocas personas iban a ver al nuevo Rey en el recorrido al que nos hemos referido, además, hay que pensar que éste es un momento histórico, se esté o no de acuerdo, no deja de ser algo que quedará ahí para la historia, y entonces ¿cómo es posible que haya habido tan pocas personas en ese recorrido?, empiezo pues a pensar que las estadísticas, los cuestionarios que han hecho daban un resultado completamente diferente, justo lo contrario de lo que nos han dicho.
Yo no sé qué es mejor, sinceramente no es algo que me preocupe, porque como a la mayoría de españoles, lo que de verdad me preocupa es saber que la mayoría de nosotros tiene un sitio donde vivir, una nevera llena, una tarjeta de sanidad y un centro donde no le hagan esperar demasiado para ser atendido y sobre todo poder tomar una caña de vez en cuando, aunque no te gusten.
Lo cierto es que no podemos consentir que haya españoles que no tengan sus necesidades cubiertas y si ello cuesta la monarquía, pues bien venida sea la república, pero como no se puede continuar es teniendo una REPÚBLICA deseada por la población pero con un sistema de MONARQUÍA PARLAMENTARIA, donde entre los invitados a dicho evento figuren tipos como Botín, por poner un ejemplo entre muchos cientos de los que han ido al pasamanos.